miércoles, 21 de octubre de 2009

Miami, la primera vez (Parte I)


Tantas veces uno llega por primera vez a las ciudades y se pregunta cuál es la primera impresión y qué hacer. Lo primero que sucede es que uno queda impactado por esa nueva ciudad. Un nuevo destino con aroma diferente, porque Miami tiene un olor diferente, tropical, de Caribe, lejos del smog de las grandes urbes que sofocan nuestras fosas nasales.
Las alfombras del aeropuerto de Miami están nuevas, porque ampliaron y remodelaron gran parte de él. Un pasillo muy largo nos lleva hasta Migraciones, en un trámite que termina siendo ágil, pero antes hay que leer atentamente el formulario de ingreso a Estados Unidos y llenarlo correctamente.
También, hay que tener en cuenta que en Migraciones te sacan la foto respectiva con las webcam y que, a partir de los 12 años de edad, tenemos que poner los deditos en el scanner.
En Migraciones hay algunas personas que no son muy simpáticas, parte del oficio es poner cara de infranqueable, y te hacen algunas preguntas de rigor, pero no hay que tener temor, porque cuando te dan la visa ya saben en qué condiciones vas.
Después, llega el momento de bajar las escaleras para recoger el equipaje, previo a volver a mostrar el pasaporte con el pedacito de formulario que nos abrocharon en Migraciones. Ahí llegamos al sector de Bagages Claim, donde las cintas están muy bien indicadas en las pantallas, mostrando el número de vuelo, compañía y procedencia del equipaje que aparecerá en ella.
En ese lugar hay carritos que se pueden tomar libremente para llevar las maletas, porque no te cobran por usarlo, y así salir del aeropuerto. Cuando se abren las puertas de vidrio sentís la primera sensación de calor, porque el clima es siempre cálido.
¿Qué hago después? Miami, a diferencia de Nueva York, es una ciudad para movilizarse tranquilamente en automóvil propio, por eso, me tomo el bus de una compañía de alquiler, son gratis, y nos llevan a una zona cerca del aeropuerto en la que están las compañías clásicas. Yo utilizo más Alamo, porque es una empresa local, del Estado de Florida.
En Alamo se espera en una línea, a veces hay que tener paciencia por la cantidad de gente que espera. Antes te daban la llave y te explicaban algo. Ahora, directamente, te dicen que busques uno a tu elección en un determinado sector, en el que están ubicados por categoría. Todos tienen la llave puesta. Ahí elegís el que más te guste, ya sea por el color o lo que fuere. Antes de arrancar, recomiendo ver bien el mapa con las indicaciones para llegar o bien alquilar en el mismo local un GPS, que fácilmente te indicará cómo moverte.
Miami tiene muchas áreas para alojarse. Hay hoteles sobre la playa, en el Down Town, Coconut Grove, en la zona de Brickell Ave., entre otros, pero para los que vamos de vacaciones siempre preferimos un hotel sobre la playa.
Como la habitación del hotel siempre es entregada por la tarde y los vuelos llegan por la mañana, tenemos unas cuatro o cinco horas en las que se puede improvisar.
Para mí, es un clásico ir a tomar un cafecito a News Cafe sobre Ocean Drive (Art Decó District), en donde desayunaba Gianni Versace, quien vivía en esa zona y cuya mansión fue transformada en hotel boutique, en el que hay cuartos que cuestan 1.500 dólares la noche.